
La Liga de Fútbol Profesional (LaLiga) y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) mantienen un conflicto sobre el calendario semanal de los partidos. Andrés Sánchez, magistrado del Juzgado de lo Mercantil 2 de Madrid, ya sentenció que ambas partes deben ponerse de acuerdo para negociar sobre la celebración de las competiciones los lunes y viernes (además del fin de semana). Ahora, el magistrado ha emitido un auto sobre medidas cautelares en el que indica con más rotundidad que Liga y Federación tienen la “exigencia legal” de negociar de buena fe.
¿Cómo pueden negociar de buena fe dos entidades que están enfrentadas en los tribunales? La cuestión es compleja, pero el juez indica en su auto que, desde 2010, ambas asociaciones han negociado sin problemas, así que pueden volver a hacerlo. Y, en este punto, puede ayudar la mediación.
La mediación civil es una herramienta perfecta para desatascar este conflicto, porque es el escenario donde mantener esa negociación y construir un acuerdo que beneficie tanto a LaLiga como a la RFEF. LaLiga, compuesta por los principales clubes de fútbol, gestiona los derechos audiovisuales (interés económico) de los clubes de fútbol: más de 2.100 millones de euros todos los años. Estos derechos se venden a las televisiones para la emisión de los partidos. Por su lado, la RFEF es la encargada de organizar y reglamentar el fútbol (interés deportivo) en España. Y esto incluye a clubes, jugadores de fútbol, árbitros, técnicos, etcétera… La Ley del Deporte obliga a ambas entidades a negociar para fijar el calendario de competiciones, pero la venta de derechos a televisiones y, en los últimos años, a televisiones extranjeras, como las chinas, ha dificultado los acuerdos.
En esta situación, en la que LaLiga y la RFEF tienen difícil negociar por su cuenta, porque las espadas están en alto, la intervención de un mediador es clave. El mediador no tomará una decisión sobre el calendario de juego, no es un juez que salomónicamente decidirá aplicando la ley. El mediador posibilitará la comunicación entre las partes y les ayudará a negociar y cerrar un acuerdo. Pero, en todo caso, será un convenio que crearán LaLiga y la RFEF y del que deberán estar conforme las dos. El mediador, por su papel neutral, no tiene nada que decir en el acuerdo. Este profesional, a través de diferentes técnicas de comunicación, detectará los intereses y las necesidades, se lo hará ver a las partes y podrán alcanzar un acuerdo. Como han hecho en los últimos 10 años. En un juicio, cómo el que sentenció el magistrado del Juzgado Mercantil 2 de Madrid, el juez toma una decisión que puede contentar a las dos partes, sólo a una o a ninguna.
Por otro lado, en los juicios que LaLiga y la RFEF están manteniendo se airean detalles de sus relaciones que pueden dejar en mal lugar a cualquiera de las dos partes. Un juicio es público por naturaleza y las pruebas deben aportarse y valorarse de forma pública, por lo que cualquiera puede acceder a ellas. Ahora bien, en las vistas judiciales no es habitual aportar todas las pruebas ni se suele ventilar toda la verdad, porque cada parte argumenta y enseña lo que le beneficia, construyendo un relato que tiende a perjudicar a la parte contraria.
Sin embargo, una de las ventajas de la mediación es que todo el procedimiento es confidencial, por lo que LaLiga y la RFEF podrían negociar, tratar o hablar todo lo que deseasen con la seguridad de que ningún detalle puede ser revelado por el mediador ni por las partes. En caso contrario se incurriría en un posible delito y el mediador tendría una responsabilidad civil. Lógicamente, el acuerdo final tendría que ser público, pero sólo en lo referente a aquellos aspectos que determine la ley, como el calendario de competiciones. Así que LaLiga y la RFEF podrían llegar a otro tipo de acuerdos para el futuro que no necesitarían revelarse, siempre que no exista una exigencia legal.
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