La mediación para resolver conflictos de herencia

Firma de una escritura y testamento

En algún momento, todos nos enfrentamos a una herencia, por el fallecimiento de un familiar. En muchas ocasiones, las herencias provocan problemas que dañan relaciones familiares. En este artículo explicamos cómo la mediación sirve para resolver conflictos en el reparto de los bienes de la persona fallecida.

Qué es una herencia

Empezamos con una definición muy básica de la herencia.

Cuando una persona muere, sus bienes y deudas no desaparecen, sino que pasan a alguien concreto.

Una herencia es el conjunto de bienes y deudas de una persona fallecida.

Quienes los reciben son los herederos.

También se le puede llamar sucesores, porque suceden en los derechos y obligaciones que tenía el muerto.

La recepción de la herencia de la persona muerta no es automática.

Los herederos pueden rechazarla o bien aceptarla a beneficio de inventario.

La herencia a beneficio de inventario es una modalidad que permite conocer qué bienes y qué deudas tiene el muerto, para valorar su aceptación o no.

Y es que, una vez recibida la herencia, los herederos deben pagar las deudas del muerto, si las tuviese.

Estas deudas no sólo se pagan con los bienes de la herencia (dinero o pisos del fallecido, que se puedan hacer dinero vendiéndolos).

Si estos bienes no son suficientes, los sucesores tendrán que poner dinero de su bolsillo.

Herencias con testamento y sin testamento

De forma muy general, las herencias pueden constar en un testamento o bien proceder de una sucesión sin testamento (técnicamente se llama abintestato, porque falta el testamento).

Herencias con testamento

Si la persona que ha muerto ha realizado testamento, en él habrá designado quiénes son sus herederos.

Incluso puede haber determinado un reparto de sus bienes y cómo se deben pagar sus deudas.

Este es el caso que menos problemas presenta, pues todo se ha determinado con claridad y se deben seguir los deseos del fallecido.

Pueden surgir problemas sobre la capacidad que tenía el muerto para nombrar herederos y repartir bienes, pero esta será una cuestión que debe plantearse en un juicio.

Otra posibilidad de herencia con testamento es la que sólo designa quiénes son los herederos y en qué cantidad se reparten los bienes.

Lo que no especifica es qué bien concreto va a cada uno.

Aquí sí pueden existir conflictos con el reparto de la herencia. Por ejemplo, a la hora de adjudicar los bienes a cada sucesor, qué cantidades, qué valoraciones se le da a cada uno, etcétera.

En estos casos, la mediación familiar en herencias es una buena herramienta para solucionar estos problemas.

Herencias sin testamento

Por último, está la herencia sin testamento.

Una herencia sin testamento significa que el muerto no ha designado quiénes son sus sucesores.

Hay que atenerse a lo que indica el Código civil a la hora de establecer quiénes son los herederos legales: los hijos, los padres o el viudo, por este orden y de forma excluyente.

Es decir, si el fallecido tiene hijos, estos serán los únicos herederos, aunque también tuviese padres.

En los casos de herencias sin testamento, los problemas pueden surgir sobre qué bienes recibe cada heredero o qué valoración se les da, entre otros supuestos.

Hasta ahora hemos hablado de bienes (por ejemplo, dinero), pero como hemos dicho al principio, en la herencia también se pueden recibir deudas.

Este puede ser otro punto de conflictos hereditarios, verbigracia, sobre con qué bienes pagar esas deudas, si se hace cargo de ellas sólo un heredero, cómo le resarcirán de sus gastos el resto de sucesores, etcétera.

Cuando hablamos de bienes, estos pueden ser de todo tipo.

Generalmente se piensa en dinero en cuentas bancarias o dinero en efectivo.

En ambos casos se trata de algo fácilmente repartible.

Pero los bienes de una herencia pueden incluir otras posibilidades no tan fáciles de repartir.

Sería el caso de pisos, muebles, joyas, obras de arte, documentos, fotografías, animales o mascotas, entre otros.

Cómo resolver conflictos de herencias

Aunque suene a Perogrullo, la mejor manera de resolver los conflictos que surgen por recibir una herencia es la negociación y el acuerdo.

A veces es necesario dejar pasar un tiempo desde la muerte del familiar para aceptar la herencia y repartir los bienes.

El tiempo calma las emociones y nos permite pensar con mayor frialdad y pragmatismo.

Juicio de división de patrimonios

Si el acuerdo para resolver los conflictos de herencia no parece posible, lo primero que se piensa es que habrá que recurrir a un juicio de división de patrimonios.

En realidad, esta posibilidad debe ser, siempre, la última opción, y se debe optar por ella cuando ya no quede más remedio.

A través del juicio de división de patrimonios, un juez decidirá qué bienes se reparten, a quién y de qué manera.

Es decir, el juez, persona imparcial, pero sin ningún vínculo con la persona fallecida, impondrá una solución que puede no gustar a todos los herederos.

Es posible que unos ganen más que otros y esto generará otros conflictos futuros.

Además, un juicio es un proceso largo y caro, que requiere de abogados, procuradores, peritos y testigos.

Aunque a veces no queda más remedio que ir a los tribunales, siempre es mejor evitarlo.

Mediación familiar en conflictos de herencias

Lo vamos a ver un poco más abajo, pero la mediación es el instrumento ideal para herederos en conflicto.

A través de un proceso de mediación se pueden poner de acuerdo sobre el reparto de la herencia, la valoración de los bienes, qué cantidades recibirá cada uno y otros detalles.

Una de las claves de la mediación es crear un entorno seguro, confidencial y legal para que las personas que tienen el conflicto puedan comunicarse, exponer sus intereses y acercar las posturas.

Y el principal beneficio es que el acuerdo de mediación lo crean los herederos.

Como no es impuesto por nadie, sino fruto del diálogo, resulta más fácil conservar los intereses y relaciones familiares.

Mediación familiar para resolver conflictos de herencias

La mediación es un procedimiento totalmente voluntario y flexible. Está dirigido por un mediador.

Este profesional no será quien tome una decisión con la que terminar el asunto, a diferencia del juez en un juicio.

En realidad, la mediación es un proceso en el que los herederos en desacuerdo podrán ir acercando sus posturas hasta alcanzar un acuerdo.

Las principales ventajas de la mediación son que es un procedimiento más rápido y confidencial que un juicio.

Otra ventaja es que la mediación es un procedimiento más barato, ya que su coste se reparte entre todos los herederos, a no ser que se pacte otra cosa.

Aunque no es necesario acudir con abogados, en asuntos como el reparto de una herencia siempre es bueno recibir asesoramiento sobre, por ejemplo, temas fiscales.

El papel del mediador en un conflicto de herencias

El mediador es el profesional que dirige la mediación.

Su papel en el reparto de la herencia no es el de un juez ni el de un contador-partidor.

Esto significa que el mediador no toma decisiones, ni aconseja sobre qué es lo mejor.

Tampoco decide qué bienes van para un heredero y cuáles van para otro.

Su principal tarea será facilitar que los sucesores repartan la herencia a través de un acuerdo.

Para ello, debe crear las condiciones para la comunicación entre los herederos, hacerles conscientes de sus necesidades, de los intereses de los demás y alumbrarles posibles caminos de solución.

El equipo de mediadores familiares de Pactio Mediación cuenta con la formación específica necesaria para ayudarle a resolver su conflicto de herencias de la mejor forma posible.

Pasos en la mediación por conflicto de herencias

El primer paso para que comience una mediación por conflicto de herencias es que todos los herederos estén de acuerdo en recurrir a este método alternativo de resolución de conflictos.

Se trata de un requisito importante, ya que la mediación es voluntaria.

Esto quiere decir que no se puede obligar a nadie a acudir a una mediación.

Alcanzado ese consenso, hay que celebrar una sesión informativa.

En ella, el mediador explicará en qué consiste la mediación, cómo se desarrolla, cuál es su coste, cuándo pueden abandonarla, etcétera.

Si todos los herederos están de acuerdo en continuar, se celebra la sesión constitutiva.

En la sesión constitutiva se firma el acta de inicio de la mediación.

Posteriormente se desarrollan las sesiones de mediación.

Durante esas sesiones, el conflicto se irá desatascando poco a poco hasta que los herederos consigan cerrar un acuerdo.

La última fase es la firma del acuerdo de mediación.

El acuerdo de mediación es totalmente vinculante para todos.

De hecho, su incumplimiento se puede denunciar ante los tribunales.

Es importante explicar que en la mediación no se produce la partición y adjudicación concreta de los bienes.

Para repartir la herencia, hay que acudir al Notario necesariamente.

El Notario será quien realizará una escritura de partición y adjudicación hereditaria.

Este documento refleja que finaliza la comunidad hereditaria y quién se queda con qué bienes, de acuerdo a lo que se haya decidido durante el proceso de mediación.

Cómo repartir una herencia: la partición hereditaria

La partición de la herencia es el acto por el que se finiquita la comunidad hereditaria (entendida como conjunto de bienes y obligaciones) y se atribuyen bienes y derechos a los herederos.

Este negocio jurídico se realiza ante Notario y con él se extingue la comunidad hereditaria.

Para la partición de la herencia es necesario que haya un acuerdo entre los herederos o que las condiciones las dictamine un juez.

El reparto de los bienes de la herencia lo puede pedir cualquier heredero e incluso los legatarios.

Los legatarios son aquellos a los que el muerto ha dejado un bien concreto.

Ningún sucesor está obligado a mantener la herencia sin repartir.

Además, la partición se puede pedir en cualquier momento, pues el derecho a solicitarla no prescribe por el paso del tiempo.

Es decir, se puede repartir una herencia sin estar todos los herederos de acuerdo.

Cómo se reparte una herencia

Vamos a describir de forma muy básica cómo se reparte una herencia.

Lo primero que se realiza es un inventario para saber cuáles son los bienes a partir.

Después, se hace una tasación que sirve para asignar a cada uno de los bienes un valor concreto.

La tercera fase es la liquidación: a la suma de los bienes se restan las deudas y cargas que reducen el patrimonio hereditario.

Una vez que se sabe qué cantidad de bienes queda tras la liquidación y cuáles corresponden a cada heredero, sólo resta proceder a la adjudicación.

En el caso de un bien indivisible, el heredero que se lo adjudique deberá pagar al resto el valor de la parte que les correspondería si el bien se pudiese dividir.

Partición hecha por la persona fallecida

Como ya hemos dicho en otros apartados, el testador, la persona que ha fallecido y ha dejado testamento, puede haber hecho la partición por él mismo.

Eso significa que el inventario, la valoración y la adjudicación de bienes ya vendrán impuestas.

Y la voluntad del testador en el reparto de su herencia es ley, debe respetarse obligatoriamente y sólo es posible impugnarla en muy contados y concretos casos.

Contador-repartidor

También cabe la posibilidad de que el testador nombre un contador-partidor para que reparta la herencia.

Esta persona tendrá como misión partir la herencia y adjudicarla a los herederos, incluso aunque estos no quieran proceder a la partición.

En cualquier caso, el contador-partidor debe seguir la voluntad del difunto, ajustándose a lo dispuesto por la ley.

Partición de una herencia por los sucesores

La última opción para partir la herencia, y la más común, es el reparto que hacen los propios sucesores.

Esta partición debe ser acordada por todos los herederos, es decir, se exige unanimida.

La excepción a esto es un caso concreto en el que no vamos a detenernos.

La partición sólo la pueden hacer los herederos mayores de edad que puedan disponer de sus bienes (venderlos, hipotecarlos, etcétera).

Si no hay acuerdo, y para evitar ir a juicio, se pueden dar dos pasos.

El primero es acudir a la mediación como forma de acercar posturas y acordar un reparto de la herencia.

La segunda posibilidad es pedir al Notario que nombre un contador-partidor dativo.

Esta persona realizará la partición de la herencia.

Los herederos deben aceptar su decisión, que será ratificada por el Notario para garantizar su legalidad.

Aquí no hay un acuerdo: el contador-partidor repartirá según su entender e intentando ser equitativo.

Fuera de estos casos, habrá que recurrir al juicio de división de patrimonios.

La herencia a beneficio de inventario

Los sucesores pueden aceptar la herencia de forma pura y simple.

Esta fórmula supone asumir todos los bienes y obligaciones del familiar fallecido sin más trámites.

Otra opción es aceptarla a beneficio de inventario.

Esta modalidad permite a los herederos hacer una investigación y valoración de los bienes y deudas que deja el muerto.

De esta manera, sabrán si los bienes de la herencia son suficientes para pagar las deudas o si no lo serán y tendrán que poner dinero de sus bolsillos.

Una vez que se conocen estos detalles sobre bienes y deudas del muerto, los herederos pueden aceptar la herencia o rechazarla (repudiarla).

Por ejemplo, si las deudas superan a los bienes (hipotecas, créditos bancarios, etcétera), quizá los herederos no quieran aceptar la herencia, porque tendrán que asumir parte de esas deudas con su propio dinero.

Cuando se sabe con certeza los bienes y deudas que tenía el muerto, es común aceptar la herencia sin más trámites.

Si no estamos seguros de si nos saldrá más caro ser herederos que no serlo, es mejor aceptar la herencia a beneficio de inventario.

Así se puede investigar cuáles son los derechos y obligaciones que deja el familiar fallecido y tomar una decisión con posterioridad.

Será la manera de evitar desagradables sorpresas.

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